Podría esgrimir una defensa de la chichi basado en la identidad cultural e identificación nacional. Pero su voz, su sonido me sabe pobre para hacerles justicia. Sabe a eufemismo de niños, como titi, pipí, chis, pilín.
Además tiene un regusto edípico. La chichi está enraizada en el nahuatl y es alimento primordial. Los niños muertos comen del Chichiuahuitl (árbol de leche) que está en la casa de la leche (Chichihualco).
En fin, no importa cómo las llames, quiero mi boca llena de las tuyas y la espalda besada por tus pezones. La chichi es madre. Uno puede desear las tetas, pero jamás la chichi de la abuela.