Uno no sabe que tan pinche puede ser la vida hasta que escucha Cambridge 1969 caminando por el Túnel de la Ciencia en la estación del Metro La Raza en el DeFe.
Background:
Mi espíritu obsesivo compulsivo me hizo llevar mi escarabitlismo hasta límites no explorados por su servilleta. Comencé poniendo en orden mis emepetrés, agregándole las letras, carátulas, autor (considero justa la fórmula McCartney/Lennon para las rolas de Paul, cosa curiosa ¡John también lo consideró así, perra maldita!), etc. El siguiente paso era calíficar las canciones para saber cuales debían ser lo primero en borrar del iPunk, lo que no me importaría perder en primera instancia (como Revolution 9), uno creé que 30GB es mucha música hasta que las llena y aun quiere más, Más, ¡MÁS!... Tonces debíamos oir todas las rolas de Los Bitles. Me apegué al orden cronológico de los discos según el canon oficial, ignorando los álbumes gringos y los singles, a cada rola le llega su momento gracias al Past Masters y un poquito de paciencia. Al terminar los discos de la BBC se me metió la enfermiza idea de continuar con los trabajos en solitario de los 4. Ahí se complicó todo.
Tuve que regresar unos años, justamente a 1967, después del Revolver, y jetearme con el Soundtrack de The Family Way, seguir con el Pepper, el Magical, el Blanco... Wonderwall Music es Harrison más hindú que nunca, pero soportable. Todo sería más fácil después del 69, después de los álbumes experimentales de John con Yoko y acercándonos dramáticamente al final de la banda... Aquí debo decir que jamás había escuchado ninguno de los discos experimentales completo, oir a Yoko diciendo John y a John diciendo Yoko durante más de 6 minutos era más que suficiente.
Ahora bien, mi reciente búsqueda de trabajo me acaba de llevar al otro lado de la ciudad, justamente a la colonia Industrial Vallejo. Para un sureño sin coche es un rudo trayecto (quizás con coche lo es más). Mi ruta consistía en tomar la línea 3, a la altura de Copilco, de ahí al otro lado de la línea a la insufrible La Raza, trasbordar a Instituto del Petroleo (línea 5) y de ahí a Norte 45 (¿sabían que hay una estación llamada Norte 45?... Yo no, tiene una rosa de los vientos en el logo y está en la línea 6). No hay pedo, pero... el playlist de mi plan obsesivo por oir todo lo publicado por los Fab4 comenzaba el día con Unfinished Music No. 1: Two Virgins... ¡Maldita Yoko!
Mi recorrido comenzó en la parte sur, en la linea verdeverde, no verdequenosabesiesverdeoazul.
Cuando por fin llegué a la estación La Raza y su terrible Túnel de la Ciencia para cambiar de línea... El tunel de la ciencia es un enooorme túnel con chingo de fotografías para ilustrar el paseo del Metronauta con fotos de gran formato de plantas (polen en microscopio, cactus), animales en close up (unas lindas rayas de cebra bien cerquitititas), la tierra desde el satélite (la blanca Mérida se ve bien blanca desde retelejos), mamadas del espacio que sólo a un científíco con presupuesto y tiempo libre se le ocurrirían (ora vamos a tomarle una foto al Sol con rayos x... ora sin rayos x).
Al centro del túnel hay un pasaje con la bóveda celeste (o sea, chingo de estrellas con sus constelaciones bien trazaditas e ilusTradas para que Sagitario parezca un centauro y no un dibujo de mhija al chilazo) y ¡con luz negra!
Se ve bien perrón... la primera vez. Suena bien el paseo, de hecho, hasta está chido... ¡LA PRIMERA VEZ! Pero desde que recuerdo las putas fotos son las mismas, lo que era novedá, al tercer paseo se vuelve la misma monotonía. Debería haber un metro que te lleve de La Raza a La Raza, y le podemos meter unas tres estaciones en medio (podrían ser la estación Cebra, la estación Constelaciones y la estación Fotos Mamertas del Sol) ese puto túnel es más largo que la distancia que hay entre estaciones de otras líneas, hay unas en las que si uno se asoma al túnel, puede ver la próxima estación, y no es necesario comer muchas zanahorias pa tener vista di águila ni invocar a su tótem sagrado, no, uno puede ver sin esfuerzo a los metronautas de la siguiente estación y con un poquito de volumen en la voz ¡hasta saludarlos! Muchas veces he pensado que corriendo puedo llegar más rápido a ella que esperando al pinche metro, pero eso sólo haría que me aleje del convoy que está por venir, siempre está por venir... sin tomar en cuenta el riesgo de ser freido por los rieles o por los hombres topo de la Ciudad de México... Ya me desvié... El caso es que el dichoso Túnel de la Ciencia está bien pinche largo y aburrido. Y en mi playlist comenzaba Cambridge 1969 del horrible Unfinished Music No. 2: Life With the Lions... ¡Maldita Yoko! No sabía si reir o llorar, el único momento ameno fueron unas lindas nalgas extranjeras que tuve que rebasar por la puta prisa.
Lo siento, no hay foto de las nalgas, pero para su consuelo, les dejo la portada del insufrible disco (John está en el suelo y Yoko en la cama, no se vayan a confundir).
Pero el suplicio apenas comenzaba. En la línea 5 aun debía esperar el metrotequegrandotelimpiezotequecomparacionconelcamiondemicom padreJilemonquevaalpanteon, avanzar dos estaciones y trasbordar de nuevo a la línea 6 en Instituto del Petroleo. Al comenzar a caminar me vinieron recuerdos a mi mente, por alguna razón yo ya lo había recorrido, no recuerdo por qué chingados, sólo recuerdo que era muuuuy laaaarga. Ese cambio de línea se avienta un tiro con el Túnel de la Ciencia y le rompe su madre en aburrido. La monotonía llena de fotos viejas se convierte en una monocromía crema pared del metro eterna. Sólo aderezada por unas putas esculturas de algún artista con poco presupuesto y mucho tiempo libre. Son de poco presupuesto porque este arte-objeto reutiliza tambos de petroleo (que quiero pensar vacíos) juntándolos con un superpegamentoin dustrialdeaynomames en formas tan creativas que en plena estación puedes ver una o dos que parecen idénticas, pero que un ojo adiestrado (como no es el mío) capta las sutilísimas diferencias (o sea, yo no), las impresiones antípodas del alma del artista en dos momentos de su vida disímbolos y que sólo encontró paz al pegar tambos para hacerle honor a una estación del metro llamada Instituto del Petroleo. Y en el iPunk sonaba Radio Play del disco arriba mencionado. Tenías razón, John, Avant-Garde es mierda es francés.
¿Avant-Garde? ¡Que hembra!
-Les Luthiers.
¿Notan las diferencias?
No se dejen apantallar, en realidad se ven más culeras a color y sin acercarse tanto.
Por lo menos el caballero les halló un fin útil a las esculturas.
Aprovecho la interrupción para aclarar que las fotos son cortesía de usuarios incautos de Picassa, Flicker y Panoramio, así como una descortesía de mi parte el no linkearlos, pero ya me tardé mucho y me dio mucha hueva. Sólo la última (la del don acostado en los tambos, la de akí arribita) es de Francisco Mata Rosas, fotógrafo tepiteño, dense un rol. Encore:
Dear John:
Efectivamente, todos tenemos algo que esconder tú hubieras escondido al pinche chango que te mermaba la cabeza... OK, OK, estabas enamorado, lo entiendo, pero ¡por lo menos hubieras escondido tus 3 pinches discos experimentales, cabrón!
La próxima vez que veas a George allá en el cielito de los cabronsísimos dile que me debe una... Su puto Electronic Soud me hizo alejarme más de la música electrónica. ¿Cómo pudieron hacer esas mamadas antes de Something y Come Together?
P.S: I hate you (esto es para Yoko).