Tus nalgas
corazón
tienen imán de miradas
y se me antoja agarrarlas
para almohada
o cojín.
Eres un anzuelo de silbidos,
mammmita,
con cabello en hebras de obsidiana
que serpentea en cascada,
ojos carbones vivos,
la piel de miel lechosa
relamida,
boca como de ventosa
y labios caramelo
como para lamer.
Tienes un abrazo telaraña
que me invita a encerrarnos en capullo
y dos pechitos jitomates
con el tamaño justo
para llenarme la boca
de tu leche de mariposa
dejando uno libre
para compartirlo.
Porque compartimos la mitad
de tus gustos bicicleta
y me pierdo pensando
que nos pedaleamos el placer
disputándonos el centro
de un tercer par de piernas.
Cuando quieras te invito
a inventarnos el cariño,
las caricias
y a jugar billar
a tres bandas.
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