Ven,
te guardé un pedacito de noche
y dos gramos de oscuridad
bajo mi ala.
Léeme la frente,
camina tus dedos por mis cejas,
cada bache que te encuentres
es un beso telegrafiado
en el que me quedé esperándote,
llénalos con tus labios en corazón.
Pule con tus manos
las espinas de mi cara,
son un boceto de mi traje
de hombre maduro,
ese que te da risa.
Debajo de cada ojo hay una bolsita
donde guardo el miedo que te arrebato
y los sueños que me brinco
por respirar tu cabello
de nube dorada.
Escucha mi hombro,
es hora de dormir.
1 comentario:
Lindo blog,supe de el por una bloguera,espero que encontrar cosas nuevas por aqui.
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