sábado, 17 de octubre de 2009

La Puerta

"Nando…
Nando…
Quiero hacer pipí."

Y Fernando –entre sueños y con la voz jetona– le contestó lo más lógico a su carnalito:
"Pos ve, Quique."

Pero Enrique insistió:
"No puedo, Nando, no está la puerta."

Fernando medio abrió los ojos, pero no le sirvió de nada porque desde más chavitos, su jefa les puso una cortinota de esas gruesas y pesadas para que a sus morritos no los despertara la luz de las noches.

Por eso el Fer se sabía su cuarto de memoria:
Litera, cortina, (ventana),
closet, puerta, cómoda,
pared, pared, litera.

Sonambúlico recorrió el cuarto a tientas para abrirle la puerta a su hermanito.

Litera, cortina, (ventana), closet,
cómoda, pared, pared, litera.
(¡Ah chingá?)

Litera, cortina, (ventana), closet, cómoda, pared, pared, litera…

El Fer peló los ojos.

Litera, pared, pared, cómoda,
closet, cortina, (ventana), litera…

Litera…
Cortina…
(Ventana)…
Closet…
Cómoda…

Closet…
Cómoda…

Nada en medio,
nada detrás,
la puerta nomás no estaba.

Tampoco el interruptor de luz.

"Quique
¿Tienes muchisísimas ganas?"
"Poquitas, Nando"
"¿Puedes esperarte a mañana?"
"Yo creo que sí"
"Vámonos a dormir, pues."
"Está bien"

Nando subió a Quique a su cama y se acostó en la suya.

"Oye, Nando."
"¿Qué Quique?"
"¿Y si mañana tampoco está la puerta?"




En honor a la verdad, mi único mérito fue escribirlo y abUsarlo, pero es una anécdota del Fer Salazar antes de que le salieram bigotes y pelos en la mano.

1 comentario:

Maik Civeira dijo...

Órale, es un verdadero cuento de terror, como "La Noche" de Maupassant.