martes, 4 de marzo de 2008

Regálame la Muerte

¿Por qué diablos alejas
tus ojos de los míos
cada vez que intento hablarte?

¿Acaso ya te diste cuenta
de que hablar no nos deja nada?
Qué prefiero tu silencio y tu mirada.

Qué ser fieles no es ser felices
aunque se parezcan las palabras

Qué prefiero morir en tus caricias
a vivir tu indiferencia.

Toma mi cuerpo con tus manos
y mi alma entre tus labios,
alerta a mis sentidos,
despierta tus gemidos,
afílate las uñas,
prepara tus colmillos,
revive aquel instinto
tan mortal de tus ancestros,
destaza mis adentros
con tus labios,
con tus besos.

Hay lujuria agazapada
que domina las razones,
que se esconde en los rincones
de tu piel y de mi alma.

Haz la guerra con mi cuerpo
y el amor con mis entrañas,
tengo llanto, está por dentro,
pues no hay besos que me calmen.

Tengo sed de tu cintura
como tú sed de mi carne

Con las lanzas de tus senos
atraviésame los labios
y que el hierro de los tuyos
deje estigmas en mi alma.

Si me amarro a tus caderas
y me vuelvo un incendiario
de tus piernas haz tijeras
y navajas de tus manos
corta pronto mi cabeza
pero déjame a tu lado.

De mi piel haz tu montura
y que mis dedos te cabalguen.
Que mi lengua te recorra
tan ardiente como un ángel.

Con tus uñas en mi espalda
de mi piel saca jirones,
tus colmillos en mi cuello
saciarán tu sed de sangre
y mis manos hasta el alba
calmaran toda tu hambre.

Que mi sangre se derrame,
que se escurra entre tus labios.
Que mi vida se prepare
a escaparse de tus manos.

Soy feliz si estás conmigo
en el momento de mi muerte
siempre y cuando me cobijes
con tus labios y tu vientre.

Hiere,
sangra,
muere,
mata,
quiere,
ama,
vive
y regálame la muerte.

1 comentario:

Invisible dijo...

Estimado señor paquidermo:

No sé cómo me conoce usted tan bien. Sus palabras han descubierto un dolor oculto y reprimido que me ha hecho llorar. Lo mío no tiene solución y hace que me duela más.

Gracias por conocerme. Gracias por ventear mi dolor.